viernes, 22 de octubre de 2010

Segunda clase


Koks - Mariela Petruccelli


Hoy cubrí con un papel sin color ni letras,
las dos estructuras que había empezado la primera clase.
Y comencé un elefante, formando el contorno de la estructura con alambre
y rellenando el interior con papel de diario modelado.
Cubrí todo con cinta de papel, y lo cubrí con una capa de papel de diario
humedecido en el engrudo.


Aprendí que no hay una sola manera de hacer las cosas.


Lo mismo que me ayudó a hacer la profe con la estructura del elefante
construyendola en alambre, lo podría haber hecho copiando el contorno
sobre un cartón y dándole relieve con papel abollado.

Me está costando controlar mi compulsión
por guardar todo objeto descartable
que me sugiera una posible estructura para un trabajo en cartapesta.

Pareciera casi una especie de alquimia,
esto de transformar objetos sin valor
que podrían convertirse simplemente en basura,
en objetos únicos y cargados de todo lo que se genera
en ese contacto entre el objeto, el engrudo, el papel y las manos,
que tan placentero me resulta y que tanto me relaja,
y del que estoy disfrutando sumamente hasta ahora,
aunque todavía no llegué a terminar ningún trabajo.


Por el momento, sigo, disfrutando del momento.



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